miércoles, 29 de abril de 2015

La importancia de la apologética en el siglo 2 y 3


Introducción
     El primer y el segundo siglo no solo nos da un panorama de las percepciones físicas sino también la defensa del evangelio ante quien sea, como ya hemos estado viendo hubo hombres que dieron su vida por causa de su fe, pero no fue sino después, que también comenzaron a surgir hombres quienes presentaban defensa de la fe cristiana con argumentos sólidos que refutaran toda clase de acusaciones, ya sea por simples paganos o gente muy intelectual, esta lectura nos muestra cómo es que surgen los llamados defensores de la fe o mejor conocidos como apologistas.
Desarrollo
     Dado el hecho de que quienes practicaba la fe cristiana eran vistos como  gente inculta o ignorante, no obstante daban su vida sin dudar de lo que creían, probablemente no sabían cómo exponer de una manera clara y convincente su creencia, pero de lo que si podemos estar seguros es que su fe era sólida o firme.
     Los apologistas fueron hombres que se propusieron escribir en defensa de la fe cristiana contra las acusaciones populares y los ataques más sofisticados de los intelectuales de sus días, deseaban presentarla como una religión intelectualmente válida, esperaban cambiar la opinión pública en cuanto al Evangelio y llevar a los líderes de la sociedad a su conversión. También querían hacer comprensible el cristianismo ante los demás, por lo que se dieron a la tarea de escribir en  el lenguaje  de acuerdo  a su cultura.
     Entre algunos apologistas más destacados tenemos a:
Cuadrato de Atenas, Justino Mártir, Taciano, Atenágoras, Teófilo, Minucio Félix, Comodiano, varones que en algunos casos en búsqueda de la verdad, se vieron envueltos en otras filosofías, comprobando así que no hay ninguna otra correcta, más que la fe cristiana,   otros sin querer, al estudiar la biblia para refutarla fueron convencidos por la misma.
     Éstos hombres tuvieron que ser estudiosos de las Escrituras, para poder presentar argumentos sólidos, aún más para aquellos que se creían muy intelectuales dentro de su cultura, y al mismo gobierno cuando presentados para ser juzgados, debían ser convencidos de la verdad del Evangelio por la racionalidad del discurso.
     Justino Mártir, probablemente el apologista más conocido, nunca renuncio a la filosofía, pero se dedico a reflexionar profundamente  sobre la verdad  y en desarrollar una filosofía cristiana. Cada uno de estos defensores de la fe, comenzó a abundar sobre un tema específico, y aunque no todos fueron expuestos de una manera sencilla, pero podemos ver que trataban de dar una base realmente bíblica.
    Todas las obras que estos apologistas dejaron son importantes porque es casi exclusivamente a través de ellas que conocemos los rumores y críticas de que los cristianos eran objeto, y también porque en ellas vemos a la iglesia enfrentándose por primera vez a la tarea de responder a la cultura que le rodea.
      En estos primeros siglos la iglesia se vio atacada en sus creencias tales como la persona de Cristo y sus milagros y resurrección, de la verdad y la autoridad de las Escrituras cristianas, de la gracia, la regeneración, el cielo y el infierno, y de la inmortalidad, pero todo esto hizo que la misma se viera más que obligada, fuera animada a producir literatura que ayudara a entender el cristianismo.
 Importancia de la lectura y formación general
    Conocer tan sólo un poco de lo mucho que probablemente hay en cuanto a la vida y obra de los apologistas, ésta lectura me muestra lo importante que es el estudiar y preparase para presentar defensa de nuestra fe, no sólo a los menos incultos, por así decirlo, sino que así como lo fueron los primero apologistas, es necesario tener argumentos sólidos, y muy bien planteados para aquellos que también en nuestro tiempo demandan una respuesta convincente ante su intelecto, conocimiento de otras filosofías o preparación secular.
    Es importante creer, pero también defender lo que creemos, y esto sólo se logrará si estudiamos la palabra de Dios, con dedicación y entendimiento, sobre todo con la guianza del Espíritu Santo, con el fin de presentar defensa ante quien nos demanda razón de lo que creemos, y no sólo como mero conocimiento.
Enseñanza principal personal  y ministerial
     El testimonio de los apologistas de estos siglos, me enseña que no basta solo con querer encontrar la verdad sino que una vez teniéndola, debo defenderla de una o de otra manera ante los demás, pero de una manera sólida de tal forma que refute toda enseñanza o ideología contraria a lo que la palabra de Dios enseña.
     Si los apologistas defendían el cristianismo contra las acusaciones de ateísmo, libertinaje, y canibalismo entre otras más en los primeros siglos, hoy no cambia la perspectiva de hacer lo mismo, con el tiempo surgen tantas ideologías que yo como cristiana y aún más como parte de un ministerio, debo prepararme y tener conocimiento de ello, y no precisamente para llenarme de ese conocimiento sino para que cuando me toque exponer, sobre todo a los que están en un nivel de estudio superior, pueda dar respuesta convincente y real.